El proyecto tuvo como objetivo principal la instalación del "Sistema T", un avanzado sistema de seguridad anticaídas, en la obra de la Plaza Península, un desarrollo icónico situado en Tijuana, Baja California. Este complejo, que se erige como un símbolo del crecimiento urbano y económico de la región, combina espacios comerciales, oficinas y áreas residenciales en un diseño arquitectónico moderno y funcional. La Plaza Península no solo representa una inversión significativa en infraestructura, sino también un punto de encuentro que impulsa la actividad comercial y mejora la calidad de vida en una de las ciudades más dinámicas de la frontera norte de México. Ubicada en una zona estratégica de Tijuana, esta obra destaca por su escala y su capacidad para integrar elementos que fomentan el desarrollo sostenible, lo que la convierte en un referente para proyectos futuros en la región.
La instalación del "Sistema T" en la Plaza Península se llevó a cabo con un enfoque meticuloso y profesional, priorizando la seguridad de los trabajadores que operan en alturas considerables durante la construcción de este ambicioso proyecto. Este sistema, conocido también como "red tipo bandeja", está compuesto por una serie de redes horizontales que se solapan entre sí, sostenidas por largueros metálicos y consolas robustas ancladas a la estructura del edificio. El proceso comenzó con un análisis detallado de las áreas de mayor riesgo dentro de la obra, identificando los perímetros exteriores de los niveles superiores como los puntos críticos donde las caídas representaban una amenaza significativa. Una vez definidos estos sectores, se procedió a la colocación de las consolas de soporte, que fueron fijadas a las vigas y forjados de concreto mediante anclajes diseñados para soportar cargas extremas.
Cada consola, fabricada con acero de alta resistencia, fue instalada con precisión para garantizar su estabilidad, utilizando herramientas especializadas y técnicas que cumplen con las normativas de seguridad más estrictas. Posteriormente, se desplegaron los largueros, tubos metálicos flexibles que atraviesan las redes malla por malla, asegurando que estas quedaran perfectamente tensadas y alineadas. Las redes, confeccionadas con materiales sintéticos de gran durabilidad y resistencia a la tracción, fueron extendidas horizontalmente y solapadas en tramos de al menos un metro para evitar cualquier hueco que pudiera comprometer su eficacia. Este solapamiento se reforzó con cuerdas de unión, atadas cada 10 centímetros, para formar una superficie continua capaz de detener caídas de personas o materiales. El sistema se instaló inicialmente en los niveles superiores de la Plaza Península, donde las alturas superaban los 6 metros, y se ajustó para cubrir un voladizo de aproximadamente 3 metros desde el borde del forjado, manteniendo un leve desnivel del 10% para optimizar su capacidad de amortiguación.
El montaje del "Sistema T" no solo requirió habilidades técnicas, sino también una planificación rigurosa. Antes de extender las redes, se retiraron temporalmente las barandillas perimetrales en las zonas de instalación, asegurando que los trabajadores involucrados utilizaran arneses anticaídas anclados a puntos seguros. Una vez colocados los soportes y largueros, las redes se enrollaron inicialmente en uno de los largueros para facilitar su manejo y luego se desenrollaron cuidadosamente, evitando enganches o deformaciones. Este proceso permitió cubrir grandes áreas abiertas de la obra de manera eficiente, protegiendo tanto a los operarios que trabajaban en los bordes como a quienes transitaban en niveles inferiores, donde el riesgo de caída de escombros o herramientas era constante.
La Plaza Península, con su estructura de varios niveles y su diseño abierto, presentó desafíos específicos que el "Sistema T" supo resolver. Por ejemplo, en las áreas destinadas a las fachadas comerciales, donde las alturas y las distancias entre forjados eran mayores, el sistema se adaptó para garantizar una anchura de recogida suficiente, ajustándose a las alturas de caída previstas. Esta flexibilidad es una de las características clave del "Sistema T", ya que su diseño permite que, al recibir un impacto, la red forme una especie de bolsa que envuelve y retiene la masa en caída, disipando la energía generada por el golpe. Esta capacidad de deformación plástica, combinada con la elasticidad de los materiales, asegura que el sistema no solo detenga la caída, sino que también minimice el riesgo de lesiones graves al reducir la fuerza del impacto.
Hablando de la fuerza de impacto, este concepto es fundamental para entender la eficacia del "Sistema T". Cuando un objeto o una persona cae desde una altura, la fuerza de impacto depende de varios factores: la masa del cuerpo en caída, la velocidad alcanzada al momento del contacto y la distancia en la que se detiene tras el impacto. En términos físicos, esta fuerza se calcula como el cambio en el momento (masa por velocidad) dividido por el tiempo que tarda en detenerse. En una caída libre desde 7 metros, por ejemplo, una persona de 100 kg puede alcanzar una velocidad cercana a los 11.7 metros por segundo, generando una energía cinética de aproximadamente 7 kilojulios. Sin un sistema de amortiguación, el impacto contra una superficie rígida sería devastador, con fuerzas que podrían superar los 50 kN (kilonewtons), causando fracturas, traumatismos o incluso la muerte. El "Sistema T", sin embargo, alarga el tiempo de detención al deformarse y absorber esta energía, reduciendo la fuerza de impacto a niveles tolerables para el cuerpo humano, generalmente por debajo de los 6 kN, que es el umbral de seguridad establecido en muchas normativas internacionales.
En la Plaza Península, las pruebas de resistencia del sistema demostraron su capacidad para soportar estas condiciones extremas. Durante la instalación, se consideraron escenarios donde un trabajador podría caer desde el borde de un forjado o donde herramientas pesadas pudieran desplomarse accidentalmente. La elasticidad de las redes, combinada con la deformación controlada de los largueros, permitió que el sistema distribuyera la fuerza del impacto a lo largo de toda su estructura, evitando puntos de estrés que pudieran provocar fallos. Este diseño no solo protege a los trabajadores, sino que también previene daños en la obra misma, ya que los materiales caídos quedan contenidos dentro de la red, evitando que afecten a niveles inferiores o a transeúntes en las cercanías.
La importancia de implementar un sistema como el "Sistema T" en cualquier obra, y particularmente en una de la magnitud de la Plaza Península, no puede subestimarse. Las caídas en altura son una de las principales causas de accidentes fatales en la industria de la construcción a nivel mundial. En proyectos de gran escala, donde múltiples trabajadores operan simultáneamente en diferentes niveles, la probabilidad de incidentes aumenta exponencialmente si no se toman medidas adecuadas. Este sistema ofrece una protección colectiva, lo que significa que no depende del uso individual de equipos como arneses, sino que cubre a todos los presentes en el área protegida, incluidos aquellos que podrían no estar capacitados para usar equipos personales de manera correcta.
Además, el "Sistema T" cumple con los requisitos de seguridad establecidos por normativas internacionales, como la capacidad de absorber impactos de alta energía y resistir condiciones adversas, como la exposición al sol, la humedad o el viento, factores especialmente relevantes en una ciudad como Tijuana, con su clima variado y su ubicación costera. Su instalación en la Plaza Península no solo aseguró el bienestar de los trabajadores, sino que también permitió mantener el cronograma de la obra sin retrasos significativos, ya que su diseño modular facilita ajustes rápidos y no interfiere con otras actividades de construcción.
En conclusión, la integración del "Sistema T" en la construcción de la Plaza Península representa un compromiso con la seguridad y la excelencia. Este desarrollo, destinado a ser un pilar del progreso en Tijuana, se benefició de una solución que protege vidas, optimiza recursos y garantiza un entorno laboral más seguro. En cualquier obra, independientemente de su tamaño, contar con sistemas anticaídas como este es esencial para reducir riesgos, cumplir con regulaciones y, sobre todo, valorar la integridad de quienes hacen posible la transformación de las ciudades. La Plaza Península, con su imponente presencia, es un testimonio de cómo la seguridad y la innovación pueden ir de la mano en la construcción del futuro.
Empresa de primer nivel; con una trayectoria profesional de 10 años a nivel nacional; cuenta con un PORTAFOLIO de obra de gran calado de micro y megaproyectos; reconocidos y avalados por una selecta cartera prestigiada de; desarrolladores inmobiliarios así como constructores e inversionistas que se preocupen por la integridad de cada uno de sus trabajadores de manera totalmente; eficiente, segura, y oportuna.
Ver video Redesanticaidas.mxNos distinguimos de la competencia ofreciendole servicios especializados de acuerdo a sus necesidades
Realizamos un estudio para determinar el mejor sistema para cada construcción, nosotros tenemos la opción más viable para tu proyecto